EXPLICACIONES SOBRE LA FAMILIA Y LOS APEGOS
Los objetivos de esta conferencia son:
- Comprender lo que es la familia, y los conceptos equívocos que sobre ella tenemos.
- Ver el valor que esta tiene en el trabajo esotérico.
- Los problemas que origina en el desenvolvimiento del trabajo esotérico.
- El estancamiento y los conflictos que genera el apego.
Poseemos tres familias:
- La primera clase de familia está relacionada con el mundo exterior, donde encontramos nuestro cuerpo físico y la personalidad. La familia física: padre, madre, hermanos, esposa, hijos, tíos, primos, abuelos, nietos etc.
- Una segunda familia está relacionada con el alma, o mente o energía. Esta parte del alma es lo que vamos a llamar nuestro mundo interior. La familia psicológica: todo nuestro ego o formas de ser de uno mismo, el 97% de esencia o conciencia atrapada.
- La tercera familia es la relacionada con el espíritu o conciencia, es la parte que vamos a llamar nuestro mundo interior del interior. La real familia: el 3% de conciencia libre, a la que iremos sumando toda la que rescatemos de la cárcel psicológica. Cada uno de estos elementos psicológicos que tenemos tiene una parte real y verdadera que está atrapada en su interior.
Analicemos la familia física:
- Indudablemente, todos necesitamos del cuerpo físico para poder existir y hacer la obra.
- Todos tenemos derecho a tener 108 cuerpos físicos humanos (ley de retorno).
- Esto implica que deberemos nacer 108 veces. Por lo tanto, tendremos 108 madres y 108 padres.
- También implica que deberemos pagar los diferentes cuerpos que nos han dado (leyes de retorno y recurrencia).
- El ser humano al nacer es indefenso, por eso debemos tener una madre que nos cuide, hasta poder defendernos por nosotros mismos.
- A las personas nacidas de la misma madre los denominamos hermanos y hermanas.
- ¿Cuál de todas las 108 madres que hemos tenido es la verdadera? ¿Cuál de los 108 padres que hemos tenido es el verdadero? ¿Cuáles de todos los miles de hermanos que hemos tenido son los verdaderos?
- Retornamos en la semilla de nuestros descendientes.
- Para la reproducción de la especie se hace necesario conseguir una pareja.
- La creación de los cuerpos existenciales del Ser se hará en el sexo, y para eso deberemos tener una pareja estable.
- Por lo anterior, vemos la importancia de tener una familia física.
- La esposa es una hermana que nos está colaborando, y nosotros a ella.
- Los hijos son hermanos a los que nos comprometimos a colaborarles.
- Vemos a las personas de la calle como extrañas porque no nacieron en nuestra casa. No comprendemos que son nuestros hermanos. ¿Acaso nuestra casa no es el planeta Tierra?
- Los apegos no nos dejan comprender que todos los seres humanos son hermanos entre sí y no existe otro vínculo ni título.
Analicemos la familia psicológica:
La familia interior está constituida por unos elementos llamados yoes, que manejan las diferentes energías de los centros de la máquina. Esta familia interior fue formada por la mala utilización de la energía creadora sexual. Todas las impresiones no transformadas, por falta de concentración, crean más defectos psicológicos; más tarde, con el transcurrir del tiempo, hemos creado una legión.
Hay yoes de todos los modelos, pero cada uno tiene su propio porcentaje de chispas o esencia atrapada, formado por la totalidad de energía que ha absorbido a lo largo de su existencia. Eso sucede cada vez que alimentamos al defecto. La suma de ellos es nuestra familia psicológica, o mundo interior. Todos los defectos se sintetizan en los siete yoes causa: pereza, codicia, lujuria, orgullo, ira, gula y envidia. Como decía el poeta de Mantua: «Aunque tuviéramos paladar de acero y mil lenguas no alcanzaríamos a describirlos cabalmente».
Esos defectos son todos nuestros vicios, deseos, equivocaciones, sufrimientos, placeres, reacciones, etc. Y son más queridos para nosotros que los mismos hijos físicos. De ahí el apego que les tenemos. Ustedes lo van a ver, y a verificar, cuando avancen en el trabajo de la muerte psicológica.
Analicemos la real familia:
La llamamos la familia verdadera porque eternamente existirá. Nuestro Ser está constituido por muchas partes, todas ellas son desdoblamientos de nuestro Padre:
- Dios como Padre representa nuestra sabiduría.
- Dios como Madre es nuestra esencia, nuestra materia prima, nuestra energía creadora del Espíritu santo, nuestro amor.
- Dios como Hijo simboliza la justicia, el entrenador psicológico, el dador de luz (sabiduría) y fuego (amor).
Esas tres fuerzas primarias se desdoblan en nuestro interior en otras tres, que son:
- Atman: El Íntimo, el Inefable, el Guerrero.
- Budhi: Nuestra Alma divina, la Walkiria.
- Manas: La voluntad del Cristo, el Verbo. Nuestra Alma humana.
Están también:
- El Cristo interno.
- Los Doce apóstoles.
- Los veinticuatro Ancianos panaderos.
- Los cuatro de Barajas, etc.
En la medida que trabajamos en los tres factores, y la revolución de la conciencia avanza, se inicia la integración de nuestro Ser. Vamos vivenciando que todas esas chispas, que actualmente están atrapadas en la legión, se van liberando e integrando para poder lograr la sagrada individualidad, puesto que al final todas ellas serán una unidad.
Ahora veamos la cuestión de los apegos:
¿A qué estamos apegados? ¿Por qué creemos que estar apegados es estar enamorados? ¿En qué se fundamentan nuestros apegos? Como se estudia en la conferencia de la no identificación con las cosas del diario vivir, podemos ver que todos los apegos tienen origen en el temor, que el Diablo se disfraza de amor a través del apego. Esta cuestión del apego es terrible, termina demorando y hasta paralizando la posibilidad de autorrealizarnos si no la comprendemos perfectamente.
Se unen un varón y una hembra, y lo primero que buscan es un tejado. Luego lo comienzan a llenar de muebles, y después echan raíces. Más tarde vienen los hijos, las propiedades, los bienes y miles de boberías más. Nos apegamos a todas las comodidades. Sufrimos al pensar en perderlas, pensamos cómo sería nuestra vida sin eso, nos sentimos en las cosas y personas, nos hemos acostumbrado a ellas. No queremos incomodarnos. Sentimos que eso nos costó mucho trabajo. Pensamos que estar sin ellas sería como retroceder. Nos preocupa el qué dirán, el qué pensarán, etc.
¿Cuándo han visto ustedes un entierro con trasteo, con mudanza? Nos sentimos dueños de los hijos, de la esposa, del esposo, y esto nos impide ver la realidad de las cosas. Lo pasajero de todas las cosas y circunstancias de la vida. Lo real es que cada uno de nuestros hijos debe aprender a valerse por sí mismo. Que cada uno de ellos llegará a la juventud e iniciará su propio camino. Que la responsabilidad nuestra es cuidarlos hasta que se desarrollen y formen sus propios hogares. Pero lo más interesante resulta cuando una persona aprende a desdoblarse conscientemente y descubre que no tiene familia física real. Allí se olvidaría de eso. Y si le preguntaran: “¿quiénes son todas las chispas que hay en el planeta?”, diría que todas son sus hermanas, porque todas forman lo mismo que él, la Gran familia de los habitantes del planeta Tierra. Entonces, con esa conciencia, diría: “bueno, entonces… ¿quién es mi mamá?” Pues es una hermana, alguien que me ayudó para que tuviera mi cuerpo físico, que me lo debía. “¿Quién es mi papá?” Lo mismo. “¿Quiénes son mis hijos?” Personas a quienes les tengo que pagar algo que les debía, y así sucesivamente. Me dieron antes un cuerpo y ahora les doy un cuerpo, así de sencillo. Cuando comienza a verse la vida así podemos empezar a originar grandes cambios en nuestra psicología.
Estudiemos un poco más esto: cuando una persona se muere, al cabo de tres meses aproximadamente, lleva a cabo el proceso de desprendimiento de su familia, y se va olvidando de todo esto. Se queda viviendo en su mundo interior. Allí se desenvuelve perfectamente, en el mundo del alma. Si es consciente, podrá seguir viviendo conscientemente. Si está dormido, vivirá hipnotizado en ese mundo interior, esperando a que le den otro cuerpo físico para retornar al planeta Tierra.
Un grave problema en el esoterismo está dado por el apego. Cuando se está trabajando en el mundo interior hay que pasar por las pruebas. Y las pruebas se ganan o se pierden. Si uno es muy apegado generalmente pierde las pruebas. Es necesario comprender el conflicto que hay con la familia y los apegos, tenerlo muy claro, muy bien comprendido, para no estancarnos en el trabajo. Cuando se llega, por ejemplo, a la toma de decisión de los caminos, el Camino directo o el Camino del Nirvana, el grave conflicto por el que se pasa. De mil iniciados, solo uno se decide por el Camino directo. Los novecientos noventa y nueve restantes se meten por este Camino del Nirvana, por el apego a los yoes causa. Esos yoes no dejan que uno se vaya por el Camino directo, le arman lío, y hacen que se escoja por el Camino del Nirvana.
Pero vamos a ver en el plano físico con el verdadero trabajador esoterista. Cuando la persona va despertando conciencia con el trabajo esotérico comienza a encontrarse con los Señores de la Ley a diario. Eso es como ser abogado, todos los días hay que ir hasta dos y tres veces al juzgado, porque se está negociando el karma. Se está pagando el karma de siete existencias. Hay delitos que son tan graves y karmas tan pesados que si llegaran a cobrárnoslos no podríamos autorrealizarnos. Entonces, es necesario estar a diario negociando.
En determinado momento puede aparecer el maestro Anubis y decirnos: “Mira, te viene tal karma, tienes que negociarlo en tal forma”. Y uno podría responderle: “Bueno, hagamos eso”. Pero no. Voy a poner como ejemplo el caso de un compañero nuestro: Una noche, en el mundo astral, se encontró con Anubis, que le dice: ―mira, te viene un karma por orgullo y te toca una lepra. Él respondió: “¿la puedo negociar?” –“Sí, te irás para Brasil en dos meses a buscar a un hermano”. El hombre llegó al plano físico, se rascó la cabeza y pensó: «Mi señora, mis hijos, el colegio de mis hijos, mi casa, mi finca, mis salas de conferencias, mis compañeros, mis comodidades, mis amigos, mi lengua, mi plata, mis rentas, etc. ¡¿Cómo me voy a ir para allá?!» Lo cierto del caso es que buscó a Anubis y le dijo: “No voy, mándeme la lepra”. A los dos meses la familia lo llevó a internar a Agua de Dios, lo metió allá por quince años. El hombre decidió pagar con dolor. A los dos meses no tenía esposa, ni hijos, ni automóvil, ni casa, ni finca. Si hubiese ido a hacer su trabajo no habría sufrido tanto, pero el apego a sus cosas lo hundió terriblemente. Similares a este caso hay muchos. Cuando la familia pesa más que la obra no hay posibilidad de que se pueda pasar prueba alguna. Es importante, entonces, que toda persona que esté intentando la autorrealización del Ser reflexione y comprenda cuál es la verdadera posición de cada cosa. Todos los valores que le ha dado la sociedad a la familia repiten la estructura de la misma sociedad. Cuando los seres humanos éramos nómadas y viajábamos por todas partes del planeta, nos movíamos, no estábamos sembrados. Si comprendemos esto podremos hacer el trabajo en una sola existencia, podremos seguir adelante en el momento en que tengamos que tomar las decisiones.
Hay cuatro pruebas que nos ponen incesantemente cuando estamos en este trabajo. Son las pruebas de aire, fuego, agua y tierra. Nadie pasaría las pruebas de aire si tiene apegos. Cada vez que internamente nos arrojan a un abismo y gritamos, ese grito es síntoma inequívoco de un apego. Apego al cuerpo físico, apego a esto, apego a aquello, a un hijo, a una cosa, etc. Y nos lo hacen ver internamente los maestros lanzándonos desde arriba. Entonces sentimos el terror de perder y gritamos. Si fuéramos conscientes de que cada vez que compramos un aderezo más para la casa, dividimos y fraccionamos nuestro amor, y que cuando estamos buscando la autorrealización estamos integrando el amor, no necesitaríamos botar la casa ni deshacernos de ella sino comprender por qué la queremos en la forma que la queremos. Si lo logramos hacer no necesitaremos despojarnos de la familia. La familia es un deber, pero tenemos que saber hasta dónde llegan los deberes y los derechos dentro de la familia para poder avanzar conscientemente en la integración de la Real familia y la desintegración de la familia psicológica.
Fin conferencia 35