LA DANZA DE LOS DERVICHES Y LA TRANSMUTACIÓN DE LAS FUERZAS CÓSMICAS
El objeto de esta conferencia es darnos herramientas para que podamos desenvolvernos mejor en el trabajo esotérico.
LA DANZA DE LOS DERVICHES
Los derviches son maestros de Turquía que viven en el desierto. Hay derviches cantantes y hay derviches danzantes. Los derviches cantantes enseñan, a través de los cantos y de la música, los procesos de la conciencia. Los derviches danzantes enseñan, a través de las danzas, cómo el cuerpo puede estar en armonía con el universo, con determinados movimientos o runas, que dentro de nosotros movilizan unas fuerzas que son de mucha utilidad para poder lograr la concentración.
Entonces, estas danzas tienen por objeto que podamos lograr la concentración. Debemos hacerla antes de cualquier práctica para tener éxito. De este modo, para sacar cualquier práctica: desdoblamiento, meditación, etc. Si se quiere obtener buenos resultados se debe armonizar el cuerpo físico con la parte interior, y se logra con estos ejercicios.
Esas tres danzas son las siguientes:
Primera danza: abrir los brazos; que queden rectos y perpendiculares al tronco. Poner las palmas de las manos hacia arriba y comenzar a girar en sentido de las manecillas del reloj.
Esta práctica es muy útil porque descarga el hígado, el plexo solar y la zona emocional. Además, organiza y pone los siete chakras a girar correctamente: en el sentido de las manecillas del reloj. Lamentablemente, el mal manejo de las energías y el desgaste energético en que viven todos los seres humanos hacen que estos chakras estén girando en sentido contrario. Este ejercicio alínea y coordina los tres cerebros, y produce un fenómeno vibratorio.
Hay que practicarlo todos los días. Se deben dar un mínimo de veintiún (21) vueltas. Cuando uno termina de girar manda el pie derecho adelante flexionándolo un poco, y pone el brazo izquierdo sobre la rodilla derecha, y con la mano derecha aprieta el entrecejo, para que no haya mareo. Si se hace durante ocho días seguidos uno se da cuenta de que ya no se siente mareo, o si se siente es muy poco. Entonces se está descargando el hígado, lo que permite un mejor desdoblamiento.
La segunda danza es para aquietar la mente: la mayoría de las personas trabajan durante todo el día y cargan muchas preocupaciones. Esas preocupaciones son las que no dejan centrarse cuando se va a meditar o desdoblarse, o a hacer cualquier otra práctica. Si nosotros somos intelectuales y estamos en una oficina todo el día sentados es necesario que nos equilibremos un poco, para adelantar trabajo.
Entonces, es recomendable, durante un espacio de cinco o diez minutos, hacer la danza que vamos a enseñar. Es una danza que coordina los tres cerebros: primero aquieta al intelectual (la mejor manera de aquietar el intelectual es no pensando); pone con el ánimo que se requiere para poder empezar cualquier práctica al emocional; y equilibra al motor.
Este ejercicio es muy sencillo y se lleva a cabo así: comenzamos a trotar en el puesto y, a la vez, empezamos a aplaudir rítmicamente adelante y atrás del cuerpo, y girar al mismo tiempo la cabeza de un lado al otro. Ese es todo el ejercicio.
Indudablemente, mientras se hace el ejercicio no se puede pensar, porque ningún pensamiento se sostiene ahí, entonces comienza a darse el proceso de equilibro. Si hacemos este ejercicio durante cinco o diez minutos antes de cualquier práctica obtendremos una capacidad de concentración muy superior.
Tercera danza: comenzamos a trotar en el puesto. Esta vez empezamos a aplaudir rítmicamente al lado izquierdo y giramos la cabeza al lado derecho. Luego, aplaudimos al lado derecho y giramos la cabeza al lado izquierdo. Es muy sencillo, y hay que practicarlo hasta coordinarlo muy bien.
Ahí están estos ejercicios. Lo importante es coordinar las tres cosas: los movimientos de cabeza, los movimientos de los brazos adelante y atrás o a los lados, y los movimientos de las piernas. Finalmente, se coordina también la respiración. Cuando ya se tiene suficiente práctica se hacen con mucha facilidad. La práctica hace al maestro.
LA TRANSMUTACIÓN DE LAS FUERZAS CÓSMICAS
La transmutación de la fuerza cósmica es un trabajo que debemos hacer conscientemente. Este trabajo se hace entre el planeta Tierra, el microcosmos hombre y el sol Sirio. Antes de iniciarlo debemos hacer la danza de los derviches para poder tener suficiente concentración. Cuando hacemos este trabajo ganamos dharma por la ayuda consciente al planeta. Ese dharma se ve reflejado en la fuerza que nos queda por la participación en este trabajo. El planeta Tierra necesita nuestra colaboración consciente. El planeta Tierra tiene también su sol dentro, este sol se llama Melquisedeck, el sol interior. En el sol Sirio encontramos al Ejército de la voz. De él viene toda la energía que sostiene la creación. Si uno se imagina el sol espiritual de Sirio uno ve una espiral de lucecitas formada por millones de ángeles que mueven el Ejército de la voz, de un brillo espectacular. Dependiendo del grado de concentración que se tenga se puede ver esto. Una persona haciendo la transmutación de la fuerza cósmica, durante una hora a dos horas, puede llegar a ver cosas como estas. La oportunidad de verlo se logra con una buena concentración. Nosotros hacemos este trabajo invocando a nuestro Ser, porque para nuestro Ser no hay espacio, ni hay tiempo. O sea, la distancia que hay a Sirio no importa, la distancia que hay de donde estamos al centro de la Tierra (los 6 240 kilómetros que hay, más o menos, al centro de la Tierra, para el Ser es irrelevante), Él en un segundo puede estar allí.
Nos sentamos con las palmas de las manos mirando hacia arriba. Vamos a imaginar los vórtices de recepción y transmisión de la energía cósmica que hay en los dedos de los pies. Entonces, el trabajo consiste en trasladar energía del planeta Tierra hasta el corazón, luego trasladarla hasta el sol Sirio; luego, volver a bajarla hasta nuestro corazón y finalmente entregar esa energía cósmica al planeta Tierra. Se hace la vuelta completa. Llevamos una energía a Sirio y traemos una energía de Sirio al planeta Tierra, la exhalamos en el planeta Tierra expulsando todo el aire del pulmón. Puede ser sentado o parado, no importa. Inhalo, haciendo el primer ocho (∞) en el centro del planeta, y lo llevo hasta la altura del corazón, se hace el segundo ocho (∞), sale hacia Sirio por la coronilla (porque la coronilla es el punto de salida del planeta, del microcosmos). Entonces llegamos a Sirio, imaginamos a Sirio, hacemos el ocho (∞) allí y retornamos nuevamente al corazón; hacemos el ocho (∞), en la salida del corazón, exhalamos y expulsamos toda la descarga al centro del planeta, haciendo el ocho (∞) allí en el centro. Una respiración completa –inhalación, retención y exhalación– va a durar de treinta segundos a un minuto, de acuerdo a la capacidad pulmonar que cada uno tenga. No hay que preocuparse por correr, no hay afán.
Al terminar la transmutación estamos cargados con una energía inimaginable para practicar desdoblamiento, meditación, lo que sea. Es una energía muy especial. Entre más se ha transmutado mejor se siente, y mejor puede uno concentrarse para hacer las prácticas. La energía la pueden imaginar gris plateado, en el momento menos pensado se la empieza a ver. Se va a ver el chorro de energía que está corriendo a través de uno, pero eso se ve durante la práctica.
Las condiciones para hacer este ejercicio de transmutación son:
- Estar descalzos.
- En un lugar tranquilo.
- Si es posible en contacto con la tierra. Si no se puede, entonces estar sobre materiales que no aíslen, como los pisos de baldosa. Las alfombras aíslan.
- Para hacer el trabajo de transmutación de la fuerza cósmica hay que hacer cinco ochos horizontales, iguales al símbolo del infinito (∞).
- El primer ocho (∞) abajo, en el centro de la Tierra.
- El segundo ocho (∞) a la altura del corazón.
- El tercero ocho (∞) en el sol Sirio.
- El cuarto ocho (∞) a la altura del corazón, nuevamente.
- El quinto ocho (∞), finalmente llegamos otra vez al centro del planeta Tierra.
PRÁCTICA:
- Comenzamos con una inhalación. Con la imaginación recogemos la energía del centro del planeta Tierra, haciendo el primer ocho (∞). Luego, ascendemos hasta el corazón.
- Hacemos el segundo ocho (∞) a la altura del corazón.
- Reteniendo el aire, salimos por la coronilla y vamos hacia Sirio (nos imaginamos a Sirio).
- Hacemos el tercer ocho (∞) en Sirio.
- Bajamos hasta nuestro corazón, penetrando por la coronilla.
- Hacemos el cuarto ocho (∞) en el corazón.
- Saliendo del corazón, exhalamos, enviando hacia la Tierra toda la energía que traemos, imaginando que descargamos esa energía en el centro del planeta. Y hacemos el quinto ocho (∞).
Fin conferencia 41